La despedida


Algo tiene que decir la lluvia cuando toca y se despedaza en el suelo, cuando deshace en ilusiones la imagen vedada, cubierta por manto de sueños. La lluvia cae y se enreda en ella.

Dice ella, en un pequeño instante frente al suspiro detenido, guardados en la distancia los silencios, entre los reflejos de los ojos idos, la imagen aparece diluida en los charcos cuando el cielo colapsa y rompe en llanto. Es jueves por la noche en agosto, mes de encuentros y distancias, la transición entre dos opuestos, entre los nubarrones grises y el florecer lento de los colores. Y esta noche llueve de improviso cuando vamos dando paso ligero hacia nuestro punto final. Sobre nosotros la lluvia sinuosa, suave como una letanía y yo sentía que nos pertenecíamos de algún modo y sin decirlo, ambos nos regalamos ese instante, aunque sabíamos que tan sólo sería eso. Frente a frente y se invierten las dimensiones en espejos infinitos, tu y yo y el silencio, tu y yo y la nada, tu y yo una vez más atrapados en un tiempo que es insignificante, una vez más el sentimiento de irse perdiendo poco a poco y del todo extinguirse en tan solo eso, un encuentro, una distancia, un sueño no dado que termina por convertirse en fragmentos... y con su cuerpo despedazado nuestra despedida, mi amor.




Comentarios