Las flores de un parque infinito


"Ten cuidado cuando tomes el viaje, no mires la sombra que a tus pies se extiende. No mires atrás otra vez ya que los sonidos del tren oscurecen los sueños. Pétalos de flor por el aire, miramos como caen de noche. En cada instante de silencio supe escuchar tu voz melancólica y sin embargo nunca te podré responder. Hoy es un frágil otoño y el árbol desprovisto de la belleza de antaño, blanco se extiende hacia el mediodía cuando de regreso viene la pena y el día muere otra vez.

Veo cómo te alejas sin poder controlar mis sentidos que claman un poco de piedad. Tal sonrisa en mis recuerdos, tales ojos que brillaban siempre para mis lamentos. Todos mis sueños parecían desaparecer en las noches interrumpidas en sonetos indescifrables que merodeaban la misma pregunta. ¿Cuánta soledad más podré soportar?

Pasa el tiempo, los días, las lunas una y otra vez, con los labios mordidos y los ojos humedecidos, me tiemblan las palabras, suben por la garganta y el silencio es lo que se escucha. Toma de mis ruegos fatales el suspiro de una juventud siempre hermosa, perecedera, los recuerdos siempre parecerán más vivos en la ausencia del cuerpo y ya no estas, ya no estamos allí. De tal modo, recoge nuestra imagen una última vez y camina por el sendero contrario a mí. Siéntenos morir.

Cuan vivos los sonetos, cada fragmento. Las flores de un parque infinito, eso parece tus recuerdos, eso parecen mis silencios".




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