El cubo rojo



Estamos bajo un cielo gris y marchito, casi vivos, casi muertos, donde todo se va cayendo a pedazos, junto con nosotros y nuestros sueños de vidas perfectas y multicolores, que nunca fue ni será la nuestra. Vivimos en una realidad donde todo se ve entre velos de telas oscuras. Es todo casi real, pero nos encontramos vagando solos entre la niebla de unos recuerdos inexistentes y emociones inolvidables.

Despertamos entre gritos y cacofonías insoportables, y pronto nos abandonados dentro de un cuarto frío y oscuro. Elegimos los rincones lejanos, los paisajes desolados de nuestras fantasías, donde nadie nos pueda ver y podamos fingir desaparecer dentro de nuestros ojos apolillados, cansados ya de tanto llorar, de tanto ver solo oscuridad y un mundo vacío, sin sonidos ni rostros.

Y así, un día amaneces bajo el cielo rojo, donde todo va lento, como un baile ligero e invisible, y silenciosos encaminas tus pasos en movimientos repetitivos. Te dices a ti mismo que solo será un descanso y te abrazas en un tibio baño carmesí. Sin saber de nada fuera de tus ojos cerrados, de las bocas mudas y tus oídos sordos, un día vives por segundos eternos, escondido de toda posibilidad de consciencia, donde solo hay un sol de ocaso desapareciendo sobre unos rostros ocultos. Y así nosotros somos el silencio de tus palabras, las fantasías de tus paramos y los sueños que se pierden y se olvidan.

Estamos a la sombra de tus ojos, donde todos encuentran su fin.

Comentarios